El
lanzamiento de una promoción por parte de una empresa fabricante implica, en
cualquier caso, la colaboración del mayorista, que es más estrecha cuanta más
rentabilidad le aporta.
El
poder que tienen los canales de distribución frente a los productores refleja
claramente en la acogida de las acciones promocionales, que es mejor cuantos más
beneficios reporta al comerciante, ya que, en realidad, la promoción dirigida
al distribuidor es una promoción pensada indirectamente para el cliente final.
En muchas ocasiones, los intereses de ambos se
encuentran en posición de enfrentamiento, ya que los objetivos de unos no son
de los otros.
Sucede
que los fabricantes desean posicionar sus productos en los mejores espacios de
la tienda, por lo que sus intereses radican en robar protagonismo a otras
marcas. Por su parte, el mayorista puede sentir el deseo de realizar otras
acciones que le beneficien únicamente a él (liquidar un stock, dar salida a su
propia marca, etc.)
Estos
principios básicos de colaboración se materializan, en la práctica, en acuerdos
comerciales y en ofertas de los fabricantes a las tiendas, es decir, en
promociones de los fabricantes a los distribuidores.
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